Introducción
Un
problema que enfrentamos desde hace décadas en materia de salud y bienestar
social es el consumo de drogas legales e ilegales debido, por una parte, a que
estas sustancias alteran el funcionamiento del cuerpo, la mente, el
comportamiento y la interacción con otros y, por otra, a que su uso puede
generar adicción y daños severos.
Una
persona que ha generado una adicción trata de dejarla pero, eventualmente recae
y vuelve a ella independientemente de cual sea su situación económica, edad o
raza. Por lo que es necesario crear acciones de prevención dirigidas a lograr
una mejor calidad de vida en nuestra sociedad.
La
adicción es el hábito que domina la voluntad de una persona. Se trata de la
dependencia a una sustancia, una actividad o una relación.
Es
importante distinguir entre un hábito consumista y
una adicción. Una persona que tiene el hábito de beber una copa de vino al día
no es adicta; en cambio, el individuo que siente la necesidad de beber todos
los días y que no puede detenerse sufre una adicción.
Existen
diversos síntomas que vienen a dejar patente que una persona en cuestión está
bajo los influjos de una adicción. En concreto, entre los más significativos se
encuentran los siguientes:
• Pérdida del interés en aficiones o actividades
que antes eran muy importantes.
• Cambios en el peso.
• Alteraciones bruscas en el estado de ánimo.
• Irritabilidad.
• Ira y nerviosismo del adicto cuando alguien le
plantea que lo es.
• Debilidad y dificultad para conciliar el
sueño.
• Cuadros de ansiedad, estrés o depresión.
Todos en algún
momento de nuestra vida estamos vulnerables y corremos el riesgo de caer en una conducta adictiva, por ejemplo para un adulto, un divorcio o la pérdida de un trabajo
pueden llevar al abuso de drogas. Para un adolescente, los periodos de riesgo
incluyen mudarse o cambiar de escuela, se enfrentan a situaciones sociales y
académicas nuevas y desafiantes. A menudo, durante este período, los niños
están expuestos a sustancias que se prestan al abuso (como los cigarrillos y el
alcohol) por primera vez. Cuando entran a la escuela secundaria, los
adolescentes pueden enfrentarse a actividades sociales donde el consumo de
drogas es común.
Algunos adolescentes pueden ceder ante la insistencia
de amigos que consumen drogas para compartir la experiencia con ellos. Otros
pueden pensar que consumir drogas (como los esteroides) mejora su apariencia o
rendimiento atlético o que si abusan de sustancias que se prestan al abuso,
como el alcohol o la MDMA (éxtasis o “Molly”), disminuirá su ansiedad en
situaciones sociales. Cada vez más adolescentes abusan de estimulantes
recetados para el TDAH (Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad) para
estudiar o perder peso.
Las habilidades aún en desarrollo de los adolescentes
para ejercer el buen criterio y tomar decisiones pueden limitar su capacidad
para evaluar con precisión los riesgos, pues ellos toman decisiones a partir de
sus emociones por lo que pueden caer más fácilmente en una adicción que un
adulto.
Hoy
en día se reconoce a la adicción como una enfermedad crónica, donde se
modifican la química, la estructura y el funcionamiento del cerebro. Esto nos
lleva a entender que una persona con alguna adicción aunque quiera, no puede
dejar las sustancias por sí sola, sino que realmente necesita tratamiento y aunque no se consiga una
cura definitiva, el tratamiento incrementa la calidad y la duración de la vida.
La
prevención es la meta fundamental y más deseable para todas las enfermedades,
pero en el caso de las adicciones representa un reto complejo, por el número y
variedad de sustancias, sus efectos en los individuos y el contexto social y
legal en que se encuentran. Aún así tenemos que luchar por tener una mejor y
más sana sociedad en el futuro.
programas han sido diseñados racionalmente
basándose en evidencia científica actual, han sido rigurosamente probados y se
ha demostrado que producen resultados positivos. Los científicos han
desarrollado una amplia gama de programas que altera positivamente el
equilibrio entre los factores de riesgo y de protección para el abuso de drogas
en familias, escuelas y comunidades.
- Programas universales: abordan los
factores de riesgo y de protección comunes a todos los niños en un entorno
determinado, como una escuela o comunidad.
- Programas selectivos: apuntan a grupos
de niños y adolescentes con factores que los ponen en mayor riesgo de consumir
drogas.
- Los programas indicados: están
diseñados para los jóvenes que ya han comenzado a consumir drogas.
Conclusión
Cuando
las escuelas y las comunidades implementan de manera adecuada los programas de
prevención del consumo de sustancias basadas en la investigación, el consumo de
alcohol, tabaco y drogas ilegales se reduce. Estos programas ayudan a maestros,
padres y profesionales de la salud a moldear las percepciones de los jóvenes
sobre los riesgos del consumo de sustancias. Si bien muchos factores sociales y
culturales afectan las tendencias del consumo de drogas, cuando los jóvenes
perciben el consumo de drogas como perjudicial, reducen el nivel de consumo.
Y sin olvidar la importancia de la unión,
comunicación y amor entre padres e hijos.
La
prevención es la mejor estrategia.
Este tema llamó mucho mi atención pues me
parece algo primordial pensar en el futuro, hay miles de cosas que están
afectando o modificando la vida de todos los seres humanos y nuestro mundo. Y
nosotros como seres humanos y pensantes podemos fomentar una vida saludable y
crear conciencia en las nuevas generaciones, que solamente estando sanos podrán
lograrlo.
Y busqué información para tener el conocimiento
de que es una adicción y cómo uno puede llegar a caer en ella para poder buscar
una solución.
Referencias
Definición
de adicción - Qué es, Significado y Concepto